Alejandro practica la agricultura sostenible: cultiva bajo los árboles productos como el cacao, café, yuca, plátano y achiote. Fotos: Gentileza de Fundación Natura
Alejandro Soto, un agricultor comprometido con el planeta y sus vecinos: ofreció la vertiente que nace en sus tierras para abastecer de agua a la comunidad
Alejandro Soto es parte de la comunidad de La Candelaria que preserva 820 hectáreas de bosque. Otras cinco comunidades de Guanay también se sumaron a trabajar bajo el modelo de Acuerdos Recíprocos por Agua. En total se preservan 3267 hectáreas de bosque.
Alejandro Soto ha sido agricultor toda su vida. Sus padres, también agricultores, enseñaron a él y a sus seis hermanos cómo se trabaja la tierra para que produzca cacao, café yuca, achiote, plátano, entre otros productos. “Le doy alma vida y corazón a mi trabajo”, señala emocionado desde el otro lado del teléfono, en la comunidad La Candelaria, a 720 km de la ciudad de La Paz. Allí viven 400 familias, que el último 26 de febrero se sumaron al proyecto de Reposición de la Huella Hídrica impulsado por la Fundación Natura y la Fundación Coca‑Cola desde 2019.
Alejandro aplica el chaqueo sin quema: su producción se realiza bajo la sombra de los árboles para cuidar el medioambiente. “Soy consciente de la importancia del cuidado de los bosques para que no falte el agua. Con mi hermano no deforestamos; plantamos bajo los árboles y solo usamos una pequeña parte de las tierras que tenemos”, señala.
Su compromiso con el cuidado del agua data de hace más de una década, cuando fue capacitado por la ONG WWF, sobre cultivos bajo sombra. Ese rumbo se afianzó aún más cuando asumió el cargo de presidente de agricultura sostenible en la directiva de su comunidad. Desde entonces ha seguido investigando y capacitándose para llevar adelante su actividad, reduciendo su impacto sobre el medioambiente. Incluso visita otras comunidades y a sus mismos vecinos de La Candelaria para enseñarles el sistema de chaqueo sin quema y cultivos bajo la sombra.
“Debemos tomar conciencia de que sin agua la tierra no produce. Los árboles son importantes para mantener las tierras fértiles y por eso quiero concientizar a las familias de que debemos cuidarlos y también reforestar donde ya no hay”, explica.
Su comunidad se ha comprometido a preservar 820 hectáreas de bosque durante los siguientes 15 años. Otras cinco comunidades de Guanay también se sumaron a trabajar bajo el modelo de Acuerdos Recíprocos por Agua, con lo que en total se preservan 3267 hectáreas de bosque.
El municipio de Guanay, en el trópico paceño, tiene 6 comunidades que se han comprometido a preservar sus bosques. Fotos: Gentileza de Fundación Natura.
Una vertiente para su comunidad
Cada año entre septiembre y noviembre, la vertiente que abastece La Candelaria se seca por falta de lluvias. Eso motivó a Alejandro a buscar una solución alternativa junto al Comité de Agua de su comunidad, y a ofrecer una de las dos vertientes que nacen en sus tierras para llevar agua a los vecinos.
“El actual ojo de agua está a 3000 metros de la comunidad, el mío está a 1000 aproximadamente, pero está al otro lado del río. Tendríamos que pasar las cañerías por vía aérea”, explica, convencido de que es la mejor alternativa para librar de la sequía a su comunidad. Esta propuesta surgió a raíz de un estudio realizado por el Comité de Agua de la comunidad La Candelaria y será presentada a diversas instituciones para conseguir su aplicación.
Cada una de las 10 vertientes de La Candelaria están celosamente resguardadas por los comunarios. Las de Alejandro tienen 500 metros de vegetación circundante, tal como dispone la ley vigente. Y es él en persona quien supervisa que estén limpias: “paso el río nadando para comprobar que los ojos de agua estén limpios y sin animales”, explica.
La Fundación Natura trabaja desde hace 18 años en la conservación de bosques y fuentes de agua bajo el sistema ARA, en cinco departamentos de Bolivia. A la fecha ya son 485.159 hectáreas de bosque protegido y más de 14.652 familias beneficiadas.
Acciones como el proyecto de Reposición de la Huella Hídrica impulsado por Fundación Natura y Fundación Coca‑Cola, se enmarcan en la política global de cuidado de agua de la Compañía, que se traduce en la reducción de su uso, recuperación y tratamiento en las plantas embotelladoras, programas de acceso a agua en comunidades vulnerables y el apoyo a iniciativas de preservación y protección de cuencas. De esta manera, desde 2015 cumplimos el compromiso de devolver a la naturaleza el 100% del agua que utilizamos en nuestras bebidas a nivel global, una meta que alcanzamos cinco años antes de lo previsto.
Este año la Compañía Coca‑Cola reafirma el compromiso con el cuidado del agua a través de su estrategia global al 2030 con una visión: lograr la seguridad hídrica para las comunidades en las que opera y para los productores agropecuarios que están al inicio de su cadena de valor. Este es un objetivo compartido con sus socios embotelladores e implica una asociación en todo su sistema y junto a los gobiernos, las ONG, el sector privado y la sociedad civil en todo el mundo para marcar la diferencia donde más se necesita. De esta forma, en la próxima década se potenciará la construcción de soluciones colectivas como las que ya transformaron la vida de más de 10,6 millones de personas alrededor del mundo.