Las pymes de Tihuanaco han realizado varios cursos de capacitación para mejorar el servicio en su pronta apertura al turismo internacional.
Emprendedores turísticos de Tihuanaco apuestan por la bioseguridad para recibir y cuidar a los visitantes
La Fundación Coca‑Cola de Bolivia, en alianza con el Programa de Desarrollo de Nacionales Unidas, capacitó en bioseguridad a 200 emprendedores turísticos, entre ellos a 18 pymes de Tihuanaco. Un año después de ese entrenamiento, los negocios de esta comunidad han mejorado su bioseguridad y su oferta gastronómica y se preparan para recibir a los turistas que visitan las ruinas arqueológicas.
“Somos una familia, siempre hay una mano amiga que te levanta, somos un grupo de mujeres luchadoras y emprendedoras comunitarias”, señala con orgullo Mery Osco, una de las fundadoras de la Asociación de Hoteles, Gastronomía y Turismo de Tihuanaco (Ashogaturs). La comunidad se encuentra a 57 kilómetros de la ciudad de La Paz y a 15 del Lago Titicaca, y es un punto de referencia turístico a nivel internacional por las ruinas arqueológicas de la cultura Tiwanacota.
Esta asociación de mujeres creada en 2009 ha dado impulso a nuevos proyectos. Para eso han sumado integrantes -mujeres y varones- para fortalecer la asociación. Poco a poco han ido celebrando logros, como el formar parte en 2018 de la ruta del Qhapaq Ñan, un patrimonio tangible de la humanidad que recorre seis países -Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Chile-, con caminos que comunicaban a las comunidades prehispánicas.
Con el establecimiento de la Ruta 1 Tihuanaco, los emprendimientos turísticos de Ashogaturs cobraron fuerza con la asistencia técnica del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS), que desde 2018 han buscado crear alternativas económicas sostenibles en comunidades rurales de Bolivia, Ecuador y Perú, a través de la promoción de la oferta turística comunitaria tomando como base al camino del Qhapaq Ñan, que es un recurso patrimonial compartido.
Con la llegada de la pandemia muchos proyectos tuvieron que posponerse. Sin embargo, el trabajo en equipo entre Naciones Unidas y las comunidades locales continuó y ha demostrado ser beneficioso para todos. En el marco de la crisis sanitaria, la Fundación Coca‑Cola de Bolivia decidió dar un nuevo impulso a su alianza con el PNUD, sumándose al trabajo con emprendedores turísticos de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.
“El turismo es nuestra fuente de trabajo, nuestra actividad económica más importante. Con la pandemia nuestros emprendimientos se han visto afectados pero nos hemos fortalecido como equipo y hemos aprovechado el tiempo para mejorar nuestro servicio”, señala orgullosa Mery.
La alta gastronomía es uno de los puntos fuertes de Ashogaturs. Han tomado varios cursos virtuales para potenciar sus restaurantes y pensiones.
Unidos para salir adelante
Siguiendo las valiosas instancias de capacitación promovidas por el PNUD en temas como gastronomía, manejo hotelero y medio ambiente, Fundación Coca‑Cola de Bolivia ofreció un taller sobre bioseguridad en 2020 del que participaron 200 pymes turísticas entre, ellas Ashogaturs y sus 18 miembros.
“Aprendimos a cuidarnos y a cuidar a nuestros turistas, porque vivimos de esto y ellos son lo más importante para que sigan vivos nuestros emprendimientos. Todos nuestros negocios están señalizados y equipados”, explica Patricia Flores, presidenta de Ashogaturs, quien administra su pensión.
Las capacitaciones y el acondicionamiento de sus emprendimientos con las normas de bioseguridad les ayuda a prepararse para cuando vuelva la demanda de turistas extranjeros, quienes tienen como referencia y parada obligatoria las ruinas arqueológicas. Los emprendimientos van desde hoteles a casas de hospedaje, restaurantes, kioscos, huertas orgánicas y ganadería, entre otros.
“Queremos seguir capacitándonos para mejorar nuestros servicios y mantener contentos a los turistas. También queremos agrandar nuestros ambientes, mejorarlos y para ello vamos a solicitar créditos bancarios”, señala esperanzada Patricia, quien administra una pensión de comida a la cual quiere convertirla, a mediano plazo, en un restaurante.