‘Cítricos Sostenibles’, el proyecto de Coca-Cola para ayudar a ahorrar aguay usar menos fertilizantes a los productores de cítricos en España

Cítricos Sostenibles

El proyecto de Coca‑Cola para ahorrar agua y fertilizantes en el cultivo de cítricos en España

Joaquín Pallarés, director técnico de La Reva, una de las fincas más importantes de la Comunidad Valenciana dedicada al cultivo de naranjas y mandarinas, considera que, al menos en esta autonomía, “la agricultura es bastante sostenible, aunque siempre hay margen de mejora". 

Precisamente, la propia finca La Reva, de la empresa Revacitrus, es un ejemplo de prácticas agrícolas respetuosas con el medio ambiente. Con una superficie de cultivo de 540 hectáreas, ha aplicado en una sexta parte de ellas dos de las recomendaciones de la Guía Fanta de buenas prácticas sostenibles en el cultivo de cítricos: reducir el consumo de agua para el riego y el uso de fertilizantes. Según la Guía Fanta, una fertilización eficiente permite ahorrar un 23% de emisiones de CO2, mientras que disminuir el consumo de agua baja 8,8 euros los costes de producción por tonelada de cítricos.

“Parcelamos la explotación en dos zonas diferenciadas: en una se siguió la Guía Fanta y en la otra la rutina habitual”, explica Pallarés. “El balance fue claro: logramos producir lo mismo, y con idénticos estándares de calidad, empleando menos fertilizantes y con importantes ahorros de agua. Además, no solo disminuimos nuestro impacto ambiental, sino también los costes, lo que ha mejorado nuestra competitividad”.

La Reva fue una de las 37 explotaciones que participaron en el proyecto Cítricos Sostenibles de Coca‑Cola, que,  entre 2017 y 2019, trató de que los productores de cítricos españoles pusieran en marcha prácticas sostenibles de riego y fertilización para reducir el consumo de agua y el impacto ambiental asociado a su producción.

37 fincas y comunidades de regantes participaron en el proyecto Cítricos Sostenibles de Coca‑Cola.

La iniciativa, que contó con la colaboración de la Universitat Jaume I de Castelló, Inèdit y el IRTA de la Generalitat de Catalunya, se replicó a gran escala tras los buenos resultados del proyecto piloto, desarrollado entre 2015 y 2016 en dos fincas valencianas.

“El programa ha estado abierto a todo tipo de productores de cítricos en España –pequeños, medianos, grandes-, ya fueran o no proveedores de Coca‑Cola”, afirma la directora de la Estrategia de Envases para Europa en The Coca‑Cola Company, Ana Gascón, que subraya que la iniciativa ha buscado la sostenibilidad en toda la cadena de valor de Coca‑Cola y ha tenido un "impacto transversal" en tres de las cuatro prioridades de su estrategia ambiental: agua, emisiones y agricultura sostenible. 

"Ha permitido ahorrar agua, disminuir las emisiones de CO2 al utilizarse menos fertilizantes e incrementar el valor de los cítricos al ser catalogados como sostenibles, lo que ha abierto nuevos mercados a los agricultores". Según apunta Gascón, el fortalecimiento de sus modelos de negocio tiene a su vez "un impacto socioeconómico en su entorno, pues al contribuir a mejorar la competitividad del producto final ayudamos a preservar los empleos rurales".

Sustitución de sistemas de fertirrigación e instalación de sensores

Cítricos Sostenibles finalizó en 2019 con un ahorro total de 676 millones de litros de agua en las 750 hectáreas de plantaciones que se han unido (170 millones de litros en 2018 y 506 millones de litros en 2019), aunque, gracias a las mejoras introducidas, las fincas continuarán ahorrando agua cada año. De hecho, en 2020 el ahorro fue de 676 millones de litros de agua.

Los principales esfuerzos se centraron en instalar sensores de humedad y/o sistemas de riego con goteros antidrenantes y autocompensantes.

Para ello, dependiendo de la finca, los principales esfuerzos se centraron en instalar sensores de humedad, 43 en total, y/o sistemas de riego con goteros antidrenantes y autocompensantes, de los que se instalaron 1.322 kilómetros.

"Los goteros antidrenantes permiten ajustar la presión y obtener un riego eficiente y uniforme, lo que no ocurre con los goteros envejecidos obturados, que limitan el desarrollo de unos árboles mientras riegan en exceso otros, con el derroche consiguiente”, subraya el profesor Ignacio Morell, catedrático de Hidrogeología en la Universitat Jaume I y director del proyecto. "Además, al cerrarse el grifo, permiten que la manguera no se vacíe, quedando el agua retenida hasta el próximo riego, lo que se traduce en un importante ahorro de agua”, añade el director de Proyectos de Inèdit, Carles M. Gasol. “En un territorio de gran estrés hídrico como es la Comunidad Valenciana, esta eficiencia es fundamental”, concluye el profesor Morell.

Por otro lado, los sensores de humedad monitorizan cómo evoluciona la humedad del suelo a medida que avanza la campaña de riego. De esta manera, si los sensores ofrecen indicios de que el suelo se está secando, se aumenta ligeramente el riego, mientras que si ofrecen indicios de que el cultivo no consume toda el agua, se puede reducir el consumo.

Los sensores de humedad y los goteros antidrenantes y autocompensantes no son una tecnología nueva, pero pocos agricultores los incorporan si no cuentan con algún tipo de ayuda. En este caso, Cítricos Sostenibles asumió parte de los costes. “El apoyo de Coca‑Cola fue el empujón final que necesitábamos para cambiar el sistema de riego. Lo habríamos acabado haciendo, pero todo habría ido mucho más despacio, porque suelen surgir siempre necesidades más acuciantes”, asegura Pallarés.

Para establecer la comparativa entre las parcelas con una fertirrigación eficiente y las que continuaban con la praxis habitual, cada semana los técnicos del proyecto pedían a los agricultores que leyeran los contadores del agua y les reportasen los datos. En función de los mismos y gracias también a las visitas periódicas de los expertos a las explotaciones, recibían nuevas indicaciones y recomendaciones. Cada finca participante tuvo un seguimiento de un año (un ciclo de cultivo) y se comprometió a su monitorización en años posteriores con objeto de cuantificar las mejoras.

Una agricultura con "una mejor competencia ambiental"

Aunque el ahorro de agua fue el vector principal del proyecto, la reducción del uso de fertilizantes fue el otro punto clave. “Si bien la fertilización se suele hacer bastante bien, quienes la hacen mal, suelen fertilizar mucho y a destiempo, algo que se ve al analizar los nutrientes que llegan a la planta”, cuenta Gasol. “En estos casos, nos encontramos con suelos con un alto contenido en potasio y fósforo, mientras hay carencias de nutrientes en las hojas de la planta, donde deberían estar. Ante esta situación, lo que hicimos fue recalcular las dosis de fertilizantes tras la analítica del suelo e instruir al agricultor para que las aplicara en función de la etapa de desarrollo vegetal”, prosigue.

Los sensores de humedad monitorizan cómo evoluciona la humedad del suelo a medida que avanza la campaña de riego.

Pallarés reconoce que “las cosas han cambiado mucho" y que ahora "se respetan las recomendaciones de los técnicos, que ajustan las dosis de fertilizantes según el estado del cultivo, pues un exceso puede contaminar el entorno, las aguas y verse comprometida una futura cosecha". A su juicio, “hay más consideración con el medio ambiente; se recicla, se permite la cubierta vegetal entre líneas de cultivo... En definitiva, estamos cada día más en un cultivo sostenible".

Tal como afirma el profesor Morell, más allá de los ahorros puntuales y de la reducción de costes, el objetivo final de la iniciativa era “crear una cultura de la sostenibilidad para acabar instaurando una agricultura con mejor competencia ambiental que contribuya a reducir la huella hídrica y de carbono”. Para ello, se impartieron más de 4.100 horas de asesoramiento a agricultores.  

Proyecto financiado por The Coca‑Cola Foundation

 

Última actualización: 19/07/2021