Apoyo a la investigación científica sobre la contaminación marina

Apoyo a la investigación científica sobre la contaminación marina

El proyecto Mares Circulares de Coca‑Cola busca incrementar el conocimiento sobre los residuos en mares y océanos para hallar soluciones

17/02/2020

En la actualidad, la contaminación marina, y en especial el plástico, es una de las principales amenazas para los ecosistemas acuáticos. Al degradarse los restos plásticos en pequeñas partículas, la fauna marina los confunde con alimentos, impactando en la red trófica y con un potencial riesgo para la salud del ser humano, en lo alto de la pirámide alimentaria. 

Combatir este problema requiere abordarlo en toda su dimensión y profundidad, y eso solo lo permite el concienzudo y riguroso trabajo científico. Por esta razón, una de las tres principales líneas de actuación del proyecto Mares Circulares de Coca‑Cola es el apoyo a la investigación para incrementar el conocimiento sobre los residuos sólidos en los mares, así como su impacto, para poder así ofrecer soluciones. Un apoyo que descansa, a su vez, en tres frentes.

Monitorización de las playas

En primer lugar, antes de que los miles de voluntarios y entidades participantes en Mares Circulares limpien cada año zonas costeras de España y Portugal, las playas son monitorizadas. Esta labor consiste en recoger, primero, datos sobre los objetos mayores de 50 centímetros que los voluntarios encuentran en la arena, y después, con un análisis más fino, registrar los elementos pequeños. “En esta segunda monitorización detallamos hasta el número de colillas que encontramos”, apunta Manuel Merchán, presidente de la Asociación Chelonia, a cargo de estos trabajos.

Esta monitorización de las costas, que se realiza dos veces al año, es muy importante, pues permite extraer información relevante con la que poder realizar estudios posteriores sobre el estado de los arenales.

Recogida de datos de residuos en los fondos de acuerdo a metodologías estandarizadas

En segundo lugar, Mares Circulares también recaba datos de gran valor durante las labores de retirada y gestión de los residuos recogidos en fondos marinos, en colaboración con barcos pesqueros de cofradías españolas y portuguesas. Una información que se registra de acuerdo a la metodología internacionalmente aceptada de los Convenios de Barcelona y OSPAR para la protección del mar, y que se pone a disposición de los investigadores en bases de datos públicas. 

“El 70% de los residuos presentes en el mar está en los fondos. Y no sabemos ni dónde se acumula, ni en qué condiciones está”, señala Estíbaliz López-Samaniego, directora de Proyectos de la Asociación Vertidos Cero, la entidad que se hacer cargo de esos residuos a su llegada a puerto, y que reclama mayores investigaciones sobre la basura en las profundidades. 

Premio a tres estudios científicos

En tercer lugar, y en el marco del concurso Mares Circulares, la iniciativa de Coca‑Cola premia cada año tres estudios científicos que permitan avanzar en el conocimiento de la contaminación de los mares y océanos. 

Así, en 2020 una de las investigaciones premiadas fue la dirigida por Javier Hernández, de la Universidad de La Laguna (Santa Cruz de Tenerife), para disminuir la contaminación por microplásticos en la Macaronesia a través de su revalorización, transformándolos en fuente de energía.

Otro de los estudios ganadores fue el liderado por Juan Diego López y José Luis Alcaide, de la Asociación Hippocampus de Murcia, para retirar el plomo de los fondos marinos y reintroducirlo, una vez recuperado, en los ciclos de producción.

Por último, la tercera de las investigaciones reconocidas fue la encabezada por la portuguesa María Teresa Ferreira, de la Associação do Instituto Superior Técnico para a Investigação e Desenvolvimento (Lisboa). El objetivo principal, dar una nueva vida a los residuos de algas, destinándolos a la producción de bioplásticos biodegradables (PHAs).

En 2019 se apoyaron otros tres estudios: el de Giovanni Rizzi, del Madrid Internet of Things Institute (MIOTI), para el uso en playas de contenedores inteligentes para plástico PET; el de Mayte Pozo, del Departamento de Educación e Investigación del Acuario de Zaragoza, que analizó la presencia de microplásticos en la ictiofauna dulceacuícola aragonesa; y el de María de los Ángeles Martín, del Departamento de Química Inorgánica e Ingeniería Química de la Universidad de Córdoba. En este último caso, se trató de determinar la microbiota de los biofiltros, que eliminan una amplia gama de compuestos contaminantes, para mejorar su eficacia y vida útil.

La primera edición de Mares Circulares, en 2018, se estrenó con el impulso a investigadores de la Universidad de Valencia, que analizaron la presencia de microplásticos en el tracto digestivo de tortugas marinas y delfines; a aquellos de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia que estudiaron también la presencia de plásticos en peces óseos y su potencial impacto en la cadena trófica; y a investigadores de la Universidad de Cádiz, cuyos drones permitieron desarrollar una metodología para monitorizar de forma remota la basura en las playas.

Pese a las limitaciones impuestas por la pandemia, Mares Circulares sigue adelante y, como en años anteriores, volverá a impulsar la investigación científica sobre el enorme desafío ambiental que supone la contaminación marina. Y es que un mayor conocimiento del problema generará una mayor concienciación para la búsqueda de soluciones. En ese camino -tal como defiende Coca‑Cola-, lo deseable sería pasar del actual modelo productivo lineal a una economía circular, en la que los residuos se conviertan en nuevos  recursos.

 

Última actualización 08/06/2021