100 años de magia navideña
Esta es la historia de cómo Coca‑Cola ha compartido la Navidad desde 1920
Desde el Papá Noel de Haddon Sundblom hasta los osos polares y los camiones de reparto iluminados, Coca‑Cola lleva un siglo cautivando con su publicidad navideña a varias generaciones.
Unas campañas que, fiel reflejo de la sociedad del momento, de sus tendencias culturales y de acontecimientos históricos, han ido evolucionando con el tiempo. Pero, ¿cómo empezó todo y cómo se ha ido manteniendo la tradición de la magia navideña de Coca‑Cola? Para trazar este recorrido hay que remontarse a 'los locos años 20'.
Los inicios de Coca‑Cola y la Navidad
Los Papá Noel de la publicidad navideña de Coca‑Cola en los años 20 tenían un semblante más serio.
Coca‑Cola ya era muy popular en los años 20, aunque la bebida se disfrutaba sobre todo en verano. Para impulsar las ventas en los meses más fríos, Archie Lee, de la agencia de publicidad D'Arcy, ideó un nuevo eslogan, La sed no entiende de estación, y creó los primeros anuncios con Papá Noel, aunque por aquel entonces su aspecto era muy diferente al de hoy.
Desde finales del siglo XIX había sido retratado como un personaje bastante serio y algo desaliñado, incluso a veces adoptaba la forma de elfo. Pero en 1930 Coca‑Cola comenzó a difundir una imagen muy diferente de él. La pintura del artista Fred Mizen, de un hombre vestido como Papá Noel bebiendo Coca‑Cola en un centro comercial, era mucho más alegre, pero aún así no lograba elevar a Santa Claus a la categoría de personaje por derecho propio.
Fred Mizen pintó a Papá Noel bebiendo Coca‑Cola en 1930, este cuadro se usó como anuncio navideño para la marca.
El Papá Noel de Haddon Sundblom
La verdadera transformación llegó en 1931, cuando la agencia D'Arcy encargó al ilustrador Haddon Sundblom crear una serie de anuncios navideños para Coca‑Cola. La idea era que Papá Noel fuera una persona real; cálida, amable y jovial. Sundblom se basó en sus raíces nórdicas y en la representación de San Nicolás en el arte y en la cultura para plasmar al nuevo Santa Claus.
La imagen del Papá Noel de Coca‑Cola que todos conocemos es fruto del trabajo del ilustrador Haddon Sundblom entre 1931 y 1964.
Tan exitosas fueron sus creaciones que sus dibujos siguieron siendo un elemento central de la publicidad navideña de Coca‑Cola durante 33 años, hasta 1964. De hecho, estas pinturas son algunas de las piezas más preciadas de la colección de arte de Coca‑Cola; se han exhibido en todo el mundo, incluido el Museo del Louvre de París. Además, algunas estas imágenes se han hecho tan icónicas que muchos creen que Coca‑Cola inventó a Santa Claus. No es así, simplemente dio forma al personaje que vivía en el imaginario popular.
Y es que hay que reconocer que las pinturas de Sundblom fueron algunas de las imágenes más cuidadosamente elaboradas de la historia de la publicidad, trabajadas con una paleta de colores muy concreta y utilizando muy pocas palabras. ¿Por qué? Porque el presidente de la compañía en ese momento, Robert Woodruff, era un gran defensor de contar las historias de la publicidad de Coca‑Cola prácticamente solo con imágenes.
Si nos fijamos con detalle, se pueden ver los bonos de guerra en la saca de Papá Noel, en apoyo a las tropas americanas en 1943.
Si se miran detenidamente, hay detalles fascinantes en estos dibujos. Por ejemplo, en 1943, con Estados Unidos inmerso en la Segunda Guerra Mundial, se puede ver a Papá Noel apoyando a los soldados estadounidenses con una saca de juguetes sobre su hombro que contenía bonos de guerra, un instrumento financiero empleado entonces para sufragar las operaciones militares. Terminada la contienda, el anuncio con motivo de las vacaciones navideñas de 1945 trataba de dar la bienvenida a los soldados que regresaban, mostrando a Santa Claus entrando en una casa con una nota de bienvenida y una Coca‑Cola.
Los anuncios navideños de Coca‑Cola también reflejan la evolución de los juguetes de la época, de muñecos de madera a trenes y helicópteros eléctricos.
Como Papá Noel siempre es sinónimo de regalos, la publicidad también fue reflejando la evolución de los juguetes durante el siglo XX, desde las figuras de madera de la década de 1930 hasta los trenes eléctricos y los helicópteros de 1964. Estos guiños culturales de las pinturas de Sundblom cimentaron en la sociedad la publicidad navideña de Coca‑Cola. La gente estudiaba con detenimiento las imágenes, detectando incluso en una ocasión que el cinturón de Papá Noel estaba al revés. Esto tiene una explicación: Sundblom se utilizaba a sí mismo como modelo posando delante del espejo.
Osos polares y camiones con luces
En 1993 los osos polares se convirtieron en un nuevo icono navideño de Coca‑Cola.
En 1993 nació un nuevo icono navideño: los osos polares de Coca‑Cola. Aunque estos animales no eran completamente nuevos, pues la compañía los había usado por primera vez en su publicidad en Francia en 1922, no se hicieron famosos hasta el anuncio de televisión de los 90. Fue el escritor y director Ken Stewart quien los convirtió en personajes animados para televisión. Dos décadas después, en 2013, el cineasta Ridley Scott les dio su particular toque en el cortometraje Snow Bear.
Los famosos camiones rojos iluminados de Coca‑Cola.
En 1995 llegaron los camiones navideños de Coca‑Cola. Sus luces parpadeantes, el paisaje invernal y la inolvidable música de Holidays are Coming los convirtió inmediatamente en un símbolo inconfundible de la Navidad en muchos países del mundo. Los camiones se sumaron así al patrimonio navideño de Coca‑Cola, con Papá Noel decorando ambos lados de estos enormes vehículos.
Continuando la tradición
Con el anuncio para esta Navidad se cumplen 100 años desde que Coca‑Cola iniciara su publicidad navideña. El spot, La Carta, además de ser muy actual y conectar con la situación que vivimos, refleja una vez más la herencia navideña de Coca‑Cola, dando continuidad a todo este apasionante recorrido. Y es que los elementos que la gente asocia siempre con Coca‑Cola y la Navidad siguen estando ahí, como Papá Noel o los camiones iluminados.
La Carta captura la importancia de estar presentes para nuestros seres queridos, incluso si no podemos estar junto a ellos en persona. Porque el mejor regalo que podemos ofrecer en esta Navidad -y en realidad, en todas- es muy simple: darnos nosotros mismos.
Última actualización: 12/11/2020